Sermón de domingo. Este domingo, comenta Josefina muy a su estilo autosuficiente y un tanto autoritario, el padre dijo en su sermón: pinches viejas, ¿qué tanto tienen que andar en las calles manifestándose por la paz y contra el asesinato de inocentes?
Que empiecen por manifestarse por la paz en sus propios hogares que es donde les corresponde estar para educar a sus hijos y evitar que se les hagan vagos y drogadictos.
Sí es cierto, dice la Josefina, casi indignada, ¡qué fregados tiene que hacer tanta vieja huevona protestando y entorpeciendo el tráfico.
El padre tiene razón, ¡pinches viejas!
3 Responses
Así es, no nos salvaremos de ser pinches viejas durante nuestro recorrido por la vida. Todas aquellas que no nos conformaremos con ser la hija de, la madre de, la hermana, la esposa de….
Nosotras que tenemos voluntad y pensamientos propios y que sí haremos y hemos hecho ya con y sin protestas audibles y visibles cambios para nuestra condición de mujeres, aunque nos tilden de pinches….
La batalla, desde mi punto de vista, querida Marianela, es dejar de ser enemigas de nosotras mismas. Dejar de jalarnos hacia abajo como las cangrejas. El reto reto radica en ser puentes y lazos para otras. Abrir las puertas que a nosotras nos cerraron.
¡OY!!