“Love is merely a madness.” W. Shakespeare
Decidieron viajar a McCloud, California. Un pintoresco pueblito a una hora de distancia en avión. Era el segundo año que lo hacían. El lugar, hermoso, íntimo, con paisajes de cascadas, parques, ríos y, por supuesto, toda clase de actividades al aire libre. La avenida central, vibrante, llena de comercios y cafés, gente caminando, sobre todo los fines de semana y en frente de aquella escena bucólica, la vista suntuosa del Monte Shasta. El gigante nevado.
En las mañanas excursiones o caminatas por las afueras del pueblo y por las tardes algún taller de tango. En las noches, a bailar a la milonga.
A estas alturas de la vida, después de años de ahorro y privaciones, viajes sencillos a campamentos o en hostales muy económicos, compartiendo baño y cuarto con los niños, al fin la edad dorada en la que podían pagar el mejor hotel del pueblo.
Un plan romántico que rompía con la monotonía de la vida, horarios definidos, compromisos de trabajo, pero sobre todo, uno de esos bienvenidos y muy escasos respiros a sus treinta consistentes años de matrimonio.
Llegaron al hotel cansados. Decidieron darse un baño, refrescarse, bajar a cenar al pueblo y luego a la milonga que inauguraba tan anhelado fin de semana. Como de costumbre él se metió a bañar y como de costumbre, después de quince minutos ella comenzó a irritarse. La historia de siempre: esperarlo; llegar tarde. Primero en broma un apúrate en ese tono que él conoce de memoria y aborrece, para que te de tiempo de acicalarte, ja ja. Él, vengativo, ya empezaste con tus sarcasmos.
Salió de la regadera molesto, ella se metió fastidiada. Él se apuró a rasurarse y a vestirse, ella se puso linda, sus zapatos de tango. Él, como de costumbre se quedó trabado y se dio a la tarea de reciclar la discusión ad infinitum: Explícame, ¿cómo esperas que me ponga cariñoso y romántico si tú no pierdes la ocasión de educarme? ¡Estamos de viaje carajo! ¿Cuál es tu maldita prisa? ¡Qué complejo el tuyo de maestra regañona! Ella, ¿por qué siempre haces esperar a la gente?, qué falta de consideración, ¡eres igualito a tu padre! Si no te gusta que te eduquen no te portes como niño. No soy tu mamá. ¡Quisieras!, respondió él, ya en defensa de su difunta madre. De pronto, como de la nada, entre broma y no, ella le lanzó una patada. Él la esquivó con agilidad sorprendente y el delicado pie de ella se estrelló, con su exquisito zapato de tacón, contra el filo del taburete del baño. Lanzó un aullido y se desplomó en el excusado. Afortunadamente en esa ocasión él había bajado la tapa. Cuando al fin pudo ver el golpe notó que el dedito pequeño se había separado del resto. Su amoratado pie se hinchaba a velocidad vertiginosa. Lo que siguió fue el cuarto de emergencias del hospital y una falange fracturada.
El fin de semana se lo pasó sentadita en el café con el pie en alto. Él, a su tiempo y a su espacio, sin que nadie lo arreara, asistió a los talleres, y por las noches… ¿estás segura, mi amor?, ¿de verdad no te importa?, a la milonga.
Durante las seis semanas siguientes ella no pudo entrar en un zapato de tango. En las horas y horas que pasó sola sentada cavilando en el café, llegó a la dolorosa conclusión de que, por más romántico que fuera el plan, sus persistentes treinta años de matrimonio los acompañarían a todos lados.
A la fecha asevera que la culpa de aquella fractura fue de él. Definitivamente. Por haberse quitado.
40 Respuestas
Ja ja ja, gracias por hacerme reir recreando las escenas de este matrimonio en busca de un momento romántico.
Me imaginé sus caras con todo y sus gestos, el lenguaje silencioso y el de alto volumen, la patada voladora, el dolor de ese dedito, él milongeando y ella sentadita con su bolsa imaginaria llenita de esas 30 anualidades.
Todo un tema para un tango bien bailado.
BRAVO!!!!
Gracias, querida Marianela. Qué nos queda más que reír. Así, con sentido del humor, uno puede aguantar pianos.
Ay! Vickita, esta hermoso tu escrito. Como siempre nos poner a REFLAXIONAR, TU GRAN DON. Me recuerda una cosa que me dijo mi hermana mayor una vez respecto a que “madurar duele”.
Treinta años casados y en lo mismo! “no es mi culpa es la tuya”, los mismoS diálogos y problemas.
¿Qué se necesita para que “una pareja” realmente lo sea?. Empatía, solidaridad, bienestar subjetivo, compartir, ESCUCHARSE, respeto, confianza, amor (entendido que a veces te importe mas el bienestar del otro que el tuyo). Me imagino que teniéndolo identificado, comprendido y trabajado como somos y a donde vamos, esta y cualquier pareja puede realmente tener mejor calidad de vida y bienestar!!
Muchas gracias por tu comentario, querida Emma. Al parecer el desencuentro es condición de la pareja. Por eso, esos instantes de felicidad los aquilatamos como un tesoro.
Querida Vicky ! Que pareja no pelea! A algunas creo hasta les hace falta ,salen de la rutina y que sabrosos los reencuentros!!Sin embargo esa frase de y si ya somos felices … y no lo sabíamos !! Creo pudiera quedar!, de cualquier manera el sentido del humor es un excelente remedio !!gracias por traernos a cada quien recuerdos muuy personales de nuestras parejas !!, escena muy cotidiana descrita de manera muy simpática !!! Besos
Gracias por tu comentario, Magui! Pelear es lo de menos. Aprender a recoger cada quien lo que le corresponde eso sí es todo un reto!
Abrazos y feliz día de la amistad!
Que flojera continuar con los mismos rituales 🤦🏻♀️
Recordar esos tiempos me hacen valorar estos. 😘
Pues sí, Reyna, recordar aquellos tiempos te hacen ponerte una Estrellita en la conquista de éstos!
Mi amor, qué relato tan bien logrado, sí que nos invita a conocer mundos radicalmente ajenos al nuestro.
Sí, verdad? Cualquier parecido es mera coincidencia!
Perdón perdón, pero me muero de la risa con éste aparente fuego amigo😂😂😂
Suertudo él, después de la falange fracturada, se la paso bomba en la milonga.
Pero me pregunto, ¿Que habría pasado si la tapa del excusado hubiera estado abierta?
Olé querida Vicky!!
Ja ja, querido Jaime! Nada, probablemente se habría fracturado también la cadera!
Ahí sí doble perrera, y además se hubiera perdido de la milonga.
¡Ufff, Vicky!
Al margen de la risa que provoca la situación de esta pareja, cabe imaginarse sus días y años futuros : “y así vivieron por el resto de sus vidas”
…………
Muy bueno. Bien manejado Vicky. Bravo.
Oy, mi Vic, !qué espejeada!!!
Por qué siempre es ella la bruja, la mamá jodona y ellos nunca los desconsiderados o inconscientes?
Esa vacación hermosa hubiera sido, de por sí, agotadora para mi y la reacción de él hubiera sido acerca de que conmigo no ser puede hacer nada nunca…
Cómo dice el tango? Que 20 años no es nada? No se diga 30!!
Adoro tus escritos….
Gracias querida Shu!
Por qué siempre es ella? Buena pregunta!
Creo que sea quién fuere, sólo puede haber bronca cuando dos quieren pelear. Cuando mordemos el anzuelo por el menor pretexto! Qué gran reto la relación de pareja.
Vicky,
Leo todas tus narraciones y normalmente no comento. Pero me encanta como en muy pocas palabras relatas toda una historia que bien puede ser simpática, triste, emotiva, aleccionadora, etc., y nunca falta aquella con la que uno se identifica. La anterior narración y ésta me gustaron mucho en particular.
Muchas gracias, querido Raúl! Siempre aprecio tus comentarios.
Ese es el reto en Harinas de otro costal y en mis mini ficciones. Darlo todo con unas cuantas pinceladas.
Querida Vicky Me encanta el relato desde el inicio en Mc Nube. Si en las nubes allí cirrus , y demás Ja Ja Y añadido a ellas el Mac Mac
Gracias, Olga, un abrazo!
Jajajaja muy buen final
Gracias, Yael! Un gusto tenerte por aquí!
No cabe duda que lo “humano” con todos sus defectos emerge después de convivir décadas con un otro!
La desesperación de vida que cargamos todos aflora y rotas todas las barreras de respeto, después de años de convivencia, se deposita en quien también está gritando de aburrimiento. El otro responde igual porque ya no se aguanta tampoco a sí mismo. Juego de agresiones que ya no tiene marcha atrás una vez iniciado!
Me recuerda Vicky que quizás la soledad no es, después de todo, desdeñable!
Gracias por compartir! Siempre me pones a reflexionar acerca de la condición humana.
Gracias, Susy!
Empresa nada fácil la de la convivencia. Requiere de gran humildad y sabiduría. Lo malo es que cuando nos pisan el callo, cuál humildad y cuál sabiduría!
¡Súper! Es importante reflexionar sobre las peleas de pareja, a veces aportan más de lo que creemos.
Gracias, Valeria, ese es el punto medular. Sí los desacuerdos y aún los pleitos nos ayudan a conocer y conocernos mejor, que venga con gusto el doloroso aprendizaje!
“llegó a la dolorosa conclusión de que, por más romántico que fuera el plan, sus persistentes treinta años de matrimonio los acompañarían a todos lados.” Me gustó mucho este texto, estoy poniéndome al corriente con todos los de este blog . Felicidades por estos escritos.
Muchas gracias por dejar aquí tu comentario, Andrea. En efecto, como en todo, los años desgastan. En el caso de la relación de pareja, pienso que la condición de sobrevivencia es aprender a repararnos después de cada caída. Aprendizaje muy difícil por cierto.
La puntuación del partido: empate técnico a pesar del dedo fracturado
Cada palabra en la historia vibra y fluye como si fuera una pelota de tenis que se refracta en la cancha del “ otro”
El baño como escenario, sin faltar ni un objeto. Hasta el vapor de la regadera llega. El y ella tejidos en anhelos de tacones y faldas ceñidas al cuerpo
Historia de pasión breve, bien narrada. Acertada. Con buena cadencia como en el tango
Abrazo fuerte V
Texto intenso, me ha gustado bastante.
por más romántico que fuera el plan, sus persistentes treinta años de matrimonio los acompañarían a todos lados
Gracias por tu comentario, Andrés. Sí, los vicios y mañas nos acompañan a menos de que les construyamos una barrera infranqueable.
Saludos!
Gracias Armand,
Un gusto tenerte por aquí
Al principio me imaginé que los personajes eran tú y Dany. Pero luego me dije: no puede ser, ellos son una pareja ideal que nunca discute y menos se pelea así. Por cierto, cómo sigues del dedito?
Me divirtió mucho la historia y me empaché de catarsis.
Un gran saludo y mi admiración-
Ja ja, Jaime,
Por fortuna el dedito no fue mío, pero pudo ser. Gracias por tu comentario.
¡Me están encantado estos textos!
Gracias, Lelee.
Me estoy leyendo enteros los textos de este espacio, este en particular me ha sacado una sonrisa de oreja a oreja.
Un gusto Natasha, adelante!