Yevgney Yvtushenko, gran poeta ruso, visitó la ciudad de San Diego. Durante su magistral y emotiva lectura en el abarrotado auditorio de SDSU el público permaneció en absoluto pasmo por más de dos horas. Sólo se escuchaba el susurro de aquellos que tendieron el llanto a flor de piel. Después del breve y muy respetuoso espacio para preguntas, mi amiga Amalia, se acicaló, alborotó su cabello para darle un aspecto de natural desorden y se formó en la línea enloquecida de admiradores que urgían congratularlo o pedirle su autógrafo. Mientras aguardaba su turno, elucubró de mil formas lo que le diría al maestro en ese breve intercambio que estaban a punto de consumar. Este tipo de coyuntura potenciaba en ella un instinto voluptuoso e indecifrable difícil de gobernar. Una sensación excitante, un tanto profanadora le avivaba el gozo de experimentar un peligro. Esa manera muy suya de proceder, un tanto intempestiva. Absorta en sus lucubraciones pensó en decir algo efusivo. Tal vez sobre el talento del poeta, su brillante trayectoria, su ponencia. Lo que mas anhelaba era expresar algo que nadie le hubiese dicho antes, que ambiciosamente sintetizara el esplendor intelectual del aclamado. Sería un instante de epifanía, de esos que se manifiestan en contadas ocasiones, y en los que, la proximidad a un gigante produce en el interlocutor una insondable estampida de luz. Deliberó y se debatió vehemente por no incurrir en lugares comunes. Al fin, con el aire adulterado de firmeza y el arrojo que le emanaba, se paró frente a el poeta casi desafiante. La media hora de cavilaciones vehementes se esfumó de súbito y se aproximó al legendario, tal vez, demasiado. La inusual naturalidad con la que se condujo, intoxicada por el halo del ovacionado, le instauró la grata convicción de que él también anhelaba el encuentro. Lo miró firmemente a los ojos y le dijo: you are beautiful, maestro! Tras un examen tranquilo e inquietante, el poeta desprendió su mirada de los ojos humedecidos de Amalia. Por una fracción de segundo evaluó su baja estatura, su cabello cortísimo un tanto desgreñado, se detuvo en su blusón bordado de flores y pájaros tipo indígena, sus pantalones de mezclilla acampanados, sus sandalias. Con ambigua compasión, de forma lenta y musical respondió: I know I am beautiful; but, how would you know?
El rumor que emanaba de la gente formada en la cola emitía un zumbido agudo y perturbador de avispero a punto de reventar. Amalia se estremeció. Aquel aire de mujer sofisticada y extrovertida se disipó como por arte de hechizo, el cabello desmelenado se le aplanó y con el sudor frío que la empapaba, una ola de inseguridad se irguió enorme sobre ella. Como de costumbre se arrepintió de lo dicho. Lejos del fatuo orgullo por su originalidad, experimentó inmenso el ridículo, y como solía sucederle, sintió el impulso de pedir perdón por la osadía. ¿Cómo demostrarle al poeta su buenos propósitos? Su intención de sorprenderlo. De decirle algo que nadie jamás le hubiese dicho, y de lo tonta que era por pensar que alguien como ella podría decirle a alguien como él, algo que jamás hubiese escuchado. Pensó en contarle un poco de su historia. Del pequeño pueblo en Iowa de donde venía, sus afanes de originalidad para sentirse vista, la mala relación con un padre narcisista que sólo tuvo ojos para admirarse a sí mismo. De que su madre había tratado de abortarla y la forma sarcástica como la culpó por estar tan aferrada a la vida. De que le echó en cara una y otra vez no haber podido sacudírsela, que la culpó de haberla enfermado pues era ya su cuarta hija y su cuerpo estaba viejo y agotado. Que sus padres se desentendieron de ella y la mandaron a vivir por temporadas largas con tías y abuelas, su enorme esfuerzo para agradar a extraños. Todo eso se le vino encima, pero tras la horrible sensación de fracaso, sólo logró articular un balbuceo ininteligible y el gesto tembloroso con el que le extendió su ejemplar de “Don’t die before you are dead” para el autógrafo. Yevgney Aleksandovich Yvtushenko tomó el libro, escribió cuatro palabras y desplegó su enorme firma. Sin saber dónde meterse, Amalia agachó la cabeza, no dio las gracias ni agregó nada, corrió a su asiento como ratón a su madriguera.
Se desplomó en su silla. Respiró hondo y expiró lentamente. Como al borde de un precipicio, se dispuso a leer lo que el poeta le había escrito. Entreabrió el libro, pero los ojos se le sellaron. Cuando al fin reunió el valor para levantar el peso de sus párpados, leyó:
To my sister, Amalia.
41 Responses
You are beautiful maestra!!!! repito , tal cual es lo primero que se me viene a la cabeza después de leer tu increíble relato.. Igual que Amalia mientras leía, me fui haciendo chiquita, invisible, llena de inferiores tamaños internos.
Sufrí con la narración y me llevó hasta los fondos donde impera el sentido, sinsentido de lo ridículo.
De pronto, el as debajo de la manga, el gran poeta conocía muy bien los mismos terrenos que en seguida lo hermanaron con Amalia y a su vez me hermanaron contigo Vicky.
Magistral
Marianela, queridísima!
Gracias por tu comentario. La comprensión total del texto. La capacidad tuya de entrar en el alma de los personajes. Ahí, en los recónditos meandros del alma. De las almas, mejor dicho. La empatía del artista! De la artista.
Ay mi Vic! Una vez más, una bestia para contar tus historias!
Con esto le abro los ojos al día, gracias!
Me vi en Amalia, pelo alborotado y mi hippy look, urgida de hacerme notar y sorprendida de pasar desapercibida una vez más.
Me imaginé, mientras leía, que Amalia le iba a plantar un enorme beso a Yevgney. Tuvo suerte de ser tan vista por el poeta.
YOU are beautiful, mi amada poeta de historias!
Shu, querida! Gracias por tu comentario. El beso sólo se lo imaginó Amalia. Fue su último acto de contención antes de caer. Tanta invisibilidad, tanto abismo en una sola vida.
You are beautiful maestro! Qué historia!!! . Ocurre en un momento durante la narración y desenvuelve un montón de esa vida atorada. Y allí está, haciéndose pequeña Amalia frente al beautiful maestro. La grandeza de lo pequeño o lo pequeño de lo grande, como diría con otras palabras el I ching./// Bueno, y Evtushenko ¿estuvo alguna vez en SD? Te felicito de todo corazón, Viko. Me gustan tus locas historias💜
Myriam, muchas gracias por tu comentario! Qué bello eso de : ahí está, haciéndose pequeña….
Sí, el gran Evtushenko estuvo en San Diego, y creo que más de una vez.
Tu historia está tan bien diseñada, que si fuera un auto sería un Ferrari.
Cuantas veces fuí Amalia, idealizando tanto ese momento y a esa persona, que perdemos de vista que solo se trata de otro ser humano. Inevitablemente hacemos el ridículo ante una realidad, que de tanto fantasear, se convirtió en un castillo de naipes.
Pero ahí no acaba la cosa, cuando nos morimos antes de morir, resulta que siempre si, ahí estaba la oportunidad, misma que matamos prematuramente por culpa de …nuestras infinitas inseguridades.
Eres genial querida Vickyta.
Gracias, querido Jaime. Y sí, cómo bien dijo Clarice Lispector, “ procura que la muerte te encuentre vivo”
Que excelente descripción!
Creo que todos hemos sido Amalia alguna vez , o muchas veces y siempre amaremos a aquellos que nos rescatan!
Gracias, Perla!
Me encantó eso de: y siempre amaremos a quienes nos rescaten. En efecto, todos hemos pasado por ahí. Muchas veces.
mi Vick
gracias por darle voz a Amalia. She is my sister too.
Cuantas veces he querido hacerme ver por todos esos famosos escritores y no escritores, aunque sea por una milesima de segundo.
tu escrito es fenomenal en el sentido que eres tu la escritora que le da escucha a Amalia y por ti ella puede decir todo lo que nos dice. Gracias en su nombre! y en el mio
me encanto
Etty, querida,
En efecto, Amalia le, (me) dio voz, a esa inseguridad, a ese anhelo de ser vista por los que ya lo son y los que no. La paradoja de quien se arriesga y se cae en el abismo y al mismo tiempo levantarse con la ayuda de quien le tiende la mano. La felicidad y el horror que da el peligro de arriesgarse.
Una muestra mas de la grandeza intelectual. Como artista te tengo envidia. Pero yo me defiendo pintando y no tengo otra forma de expresarme.
Gracias, querido Fallo,
Como artista, eres un ejemplo de tenacidad para todos nosotros. Un maestro en el arte de asumirse y perseverar. Gracias a ti.
La historia impecablemente narrada en una caja de espejos. Dónde tu voz perfecta refracta la voz de Amalia, ésta la del poeta y éste a su vez la manda al infinito.
Todos somos Amalia, y a la vez todos somos el poeta aguardando el momento preciso para ser reconocidos, en una suerte de equilibrio de miradas y reflejos.
Sin los ojos y sin los oídos de Amalia, estrictamente hablando ese día el poeta no hubiese existido. Y sin embargo al mismo tiempo, la palabra del artista estaba suelta, hablada, oída. Se había ya fugado y había alcanzado otros mundos para no volver.
Querida Linda, gracias por tu generoso y brillante comentario. Te lo he dicho antes y lo reitero. Tú forma de analizar un texto, lo extiende, lo multiplica. En efecto, sólo existimos por la mirada del Otro.
You are beautiful
You are, beautiful
You, are beautiful
El riesgo que se tomó Amalia aún nos ilumina
Buenísimo! Esa es la luz cuando uno ve hacia adentro.
Tan pronto acabé de leer la historia corrí a releer a Yevtushenko! Me hiciste recordar su poema “People.” Y estoy pensando en Amalia y sus vicisitudes, niñerías, o visiones pasadas y el desenlace… genial!
Gracias, Nancy, por tu comentario. El beautiful maestro!!! A leerlo y a releerlo. El pasmo no se agota.
Viko !
Beautiful !! Cómo me gustó tu historia , que se convierte en la historia de todas las que nos hemos sentido hermanitas de Amalia en algún momento de la vida.
Espléndida ! Te felicito !
Gracias, mi Heño, las hermanas de Amalia, las que nos formamos en la cola y nos jugamos el pellejo, y que, ingenuamente, nos proponemos decir algo que nadie haya dicho.
Vickilina,
De entrada el título me llegó a la yugular con un rayo fugaz hacia mi corazón.
La respuesta del Poeta fue el espejo que el encuentro sorprendió a ambos.
La descripcion de lo que Amalia iba elucubrando formada en la línea, me identificó.
Lo disfrute muchisimo !!!
Gracias por tu comentario, querida Reyna. Esos sueños de grandeza que nos atacan a veces. Llegar a ser algo, alguien para alguien. El juego engañoso del espejo donde creemos vernos y del que sabemos tan poco.
¡Me encantó! Nueva seguidora, excelente escritora!!!
Gracias, Yolanda,
Aquí estamos felices de tener tus comentarios.
El primer comentario el de Marianela lo dice todo sobre esta historia. Creo firmemente que todos somos Amalia sobretodo cuando reconoces que tu ma quiso abortarte y te agarraste a la vida de cualquier modo.
Gracias por escribir ✍️
Te quiero muchísimo ❤️
Gracias, Vicky!
En efecto, todos somos Amalia. Mientras más pronto lo entendemos menos difícil y vergonzoso el camino. La participación de todos ustedes a mí me ha ayudado.
Mi Vicky talentosa,
En un corto texto
nos tocas a todos de tantas formas…
y en lugares profundos.
La vuelta de tuerca del final
es magnífica, engrandece al maestro y a ti. You are beautifull.
Gracias, mi Paty!
Un escritor sólo puede tocar al lector que se abre a la lectura con el talento y la sensibilidad necesarias. Para mí es un privilegio encontrarme con los comentarios que aquí dejan.
Tu capacidad descriptiva Vicky es impresionante. También lo es tu manera de articular episodios singulares en la vida de los personajes, dándoles profundidad y logrando que el lector permanezca interesado de principio a fin.
Sin más palabras, felicidades!!!
Y que el 2022 siga siendo un año tan productivo como el que se nos va ahora.
Me encantó. Gran texto y así mismo la ilustración que lo acompaña. ¡Saludos!
Me encantan tus textos Vicky, no te conozco pero me encantaría tener un ejemplar con tus letras. Saludos.
Queridísima Tocaya:
Es un hecho ; me encanta tu estilo , tu forma de expresarte y de ser comprendida a tal grado que atrapas al lector envolviendo con tu narración; nos abres las puertas de la reflexión y nos invitas a degustar los sabores de la dichosa palabra
Recibe un fuerte abrazo colmado de salud y se multipliquen las satisfacciones!
Muchas gracias, tocaya! Qué gusto tenerte por aquí. Me alegra que hayas disfrutado el texto.
¡Buenísimo, Vicky!
¡Qué manera de profundizar y contar las pulsiones humanas!
En pocas palabras delineas la esencia y drama de personajes frente a situaciones que nos llevan a empatizar y, no pocas veces, a reflejarnos en ellos.
¡Qué placer leer tus letras, tus relatos!
Y, sea un pasaje verdadero o no y en la vida real Amalia pueda ser Elena, hermana del poeta, nos has regalado un gran relato que, como lectora, agradezco. Te felicito, queridísima Vicky. ¡Bravo!
Gracias Jovita por tu generoso y muy sensible comentario. Un gustazo tenerte por aquí en el blog. Y qué privilegio leerte.
¡Buenazo texto!
Muchas gracias, Mónica, nos vemos por aquí pronto!
Ha sido un verdadero agasajo encontrarme con esta página. Saludos.
Bienvenido! Espero verte por aquí muy pronto.