Ante la inminencia del negro o quedarse en blanco

Fotografía mimo en autobus

¡Saquen una hoja de papel! Estalla la voz del maestro Naúm como relámpago a media tormenta. Nunca entendí por qué los maestros se empeñaban en acobardarnos.

Saquenunahojadepapel y de inmediato me congelo. Me nieva el llanto, y el maestro Naúm, que de por sí es de naturaleza ciclónica, se caldea aún más al verme así y me atraviesa con su mirada de rayo.

¡Saquen una hoja de papel! Me estremezco. Inevitable, incontrolable, el mentado llanto, temblor en la voz y en el pulso, náuseas, sudores fríos, aceleración desordenada y delatadora de mi corazón escarchado. Parálisis. Y mientras toda esta turbulencia me amaga, una nube espesa avanza, se posa sobre mi cabeza, ensombrece pensamientos y cuanta criatura habita dentro de mi mente. Bajo el escalofriante mandato la oscuridad me dispersa. El tremendo chispazo me funde. Pierdo el suministro de información. Con la ineludible descarga quedo fulminada, víctima de un apagón generalizado en el sistema.

¡Saquen una hoja de papel! Ordena. Y es el “una”, lo que me aniquila. Si hubiese dicho saquen “su” hoja o, “la” hoja, pero “una” hoja, ciertamente es de muy mal agüero: exhortación al fracaso; advertencia de inminente desastre. En ese tenebroso instante, sólo alcanzo a percibir una masa pegajosa de materia negra que me envuelve. Enmudezco. Imposible responder a cualquier pregunta que ponga a prueba mi intelecto.

Flaco intelecto, de constitución famélica, errático, somnoliento y movedizo. “Una” hoja en blanco: vórtice que me tragará tan pronto mi lápiz se hunda en ella.

Terror y alivio simultáneos. Terror por la certeza de estar a punto de ser engullida por el agujero negro de una hoja en blanco. Alivio de desaparecer, de ser absorbida por el blanco, quedarme en blanco y nunca mas ser expuesta a esta clase de peligros.

Sí, consuelo de desaparecer y ser redimida para siempre de los escabrosos pasos del profesor Naúm aproximarse a mi pupitre, su ensordecedor estallido retumbar en la ya recargada atmósfera del salón de clases. Exenta al fin de su denigrante jalón de pelos “para despabilarme”; de su habitual y cruel: ¡porque me importas, niña!

27 Responses

  1. Le atinaste a sacaunahojade papel! Me transportaste a ese momento y físicamente lo recordé igual q tu. Estaría muy bien que todos los maestros lo leyeran.
    A mis alumnos yo solo les digo q su prueba es para ver si soy buena maestra! Fabuloso escrito q nos transporta completamente a todos

    1. Gracias por tu comentario, querida Eli.
      Estoy segura que las docenas de niños que pasaron por tus manos, te recordarán con amor y como alguien que Lis ayudó a encontrar su camino en la vida. Ojalá hubiera muchos maestros como tú.

  2. Hasta acá me llegó la voz aturdidora del profe Naúm, me recordó ese miedo primigenio que compartimos, el miedo a la “prueba”; sabemos o no, estudiamos lo suficiente o no, entendimos?….y luego a esperar la relativa calificación a nuestro sufrido esfuerzo.
    Todavía sueño con que no estudié para el examen, qué angustia tan grande enfrentarse al vacío de una hoja, de un lienzo, de una relación con nosotros mismos que nos lleva a juzgarnos injustamente.
    Porque me importas niña…hizo que se me erizaran los pelos. Ay Vicky!!! aunque no lo sea, éste me parece un relato de terror

    1. Gracias, Marianela, esa era la gente a la que uno le importaba! Qué ironía. Aprendí tan bien esa lección que si no había maltrato no me sentía querida. Pesadillas embarradas de verde pistache y de sudores fríos. Lo bailado, ya nadie me lo quita.

  3. Estupenda descripción del terror que quedó cincelado de tal forma que me regresa todavía el día de hoy
    en forma de pesadillas , en un pupitre enfrentando un horripicoso exámen 👹

    1. Gracias Heny, la terrible pesadilla de ser puesta a prueba. De qué te califique un extraño y que ese numerito, que nada tiene que ver contigo, sea el decisivo para tu destino. Harta tarea de liberación nos dejó el sistema educativo.

  4. “Deja vu”auténtico del avispero estomacal tratando de perder la vista en el verde del pizarrón; al placer oculto cuando estás de pie con el pizarrón a la espalda.

    1. Lo has puesto en las palabras precisas. Un avispero estomacal. El pizarrón y el sonido escalofriante de la tiza en la mano de un profesor escribiendo fórmulas incomprensibles. Muchas gracias por tu comentario.

  5. Bueno los momentos angustiosos siguen allí dentro guardaditos, doblados y saltan como muñecos de alambre en cuanto se quita la tapa.
    Claro ese angustioso saquen el papel hay examen sigue paralizando el corazón 💔
    Muchos años han pasado y el terror del examen sorpresa sigue vigente. Vicky sabe tocar los botones exactos para hacer saltar al muñeco…

    1. Qué efecto tan nocivo tuvo aquel método. Los niños éramos unos animalitos salvajes que había que domesticar con miedo y con golpes. Tantos años dedicados al maltrato!

  6. Me conmueve la historia de ésta pequeña quien es la última persona que le importa a éste tenebroso personaje
    Narración impecable, inquietante.
    Con fuerza tus palabras irrumpen y nos llevan al mundo de los pasillos interminables de las escuelas, La angustia del castigo en supuestos calabozos siniestros
    Todos conocimos a un Naum Lo llevamos por años cargando en nuestros cuerpos
    Me impresiona también a lo largo del cuento el silencio

    1. Gracias, querida Linda,
      Tu comentario siempre puntual agrega al horror aquel trayendo a cuenta la penumbra de aquellos pasillos. Yo todavía a la fecha siento repulsión por el color verde pistacho con el que pintaban los salones de la escuela.

  7. Perfecta y profunda descripción, llega hasta el centro de sentimientos guardados toda una vida, estallando en esta descripción minuciosa de un momento inesperado en el salón de clase.
    Siempre la rebeldía me llevo a no temerle a nada. Sacaba yo mis papelitos, comúnmente llamados “acordeones” y ya estuvo, no había que temerle ni al profesor ni al examen… nunca me agarraron!!!
    Asi que mis sentimientos al respecto son diferentes, yo gozaba esos momentos de desafío y triunfo! Sin embargo, Vicky felicidades, me asombra tu capacidad descriptiva y dominio del lenguaje. Espero con ansia tu siguiente escrito. Me encanta leerte!

    1. Muchas gracias, querida Susy! Te felicito por haber encontrado la fuerza para que el sistema no te doblegara. Para mí hasta la fecha me agobia. Incluso la idea de hacer mi examen de manejo. Muchas gracias por tu comentario.

  8. Ah cómo me encanta leerte, mi Vicky!
    Yo debo de haber sido muy descarada pq no recuerdo ese miedo al profe… A mi mamá, en cambio sí q lo recuerdo…. Lo q sí, el es por tu bien, es frase de los papás al castigar… Uf, qué modo de ‘educar’…
    Espero el próximo, siempre! 💕 Me encantas!

    1. Gracias mi Shu!
      Cómo me hubiera ayudado tener un poco más de descaro! En general, pienso que un poco de descaro siempre ayuda. Ya será para la próxima venida.

  9. Jajajajaja! Buenísimo! Ante la inminencia del negro o quedarse en blanco!
    Eso de pasar del negro a quedarse en blanco – cómo sale uno de ese espacio? Lo único que puede uno hacer es admitirlo, “me quede en blanco!”

    1. Ja ja, querido Adrián!
      Creo que nos hicieron odiarla. La escuela tendría que ser el lugar más divertido del mundo. Gracias por tu comentario

  10. Vicky, me encanta como escribes! Aunque no conoccí a ese profesor, me hiciste sentir ese miedo al leerte, te felicito y te mando un gran abrazo con cariño!

  11. Queridísima Vicky, como siempre que entro a tu blog, salgo con todo tipo de sentimientos encontrados, pero esta vez fue distinto, salí encabronado, disculpa mi francés pero así tal cual.
    Al principio me dio risa que citaras a Nahum, pero y como siempre, eres una experta para no solo describir, sino escarbar y encontrar los sentimientos y traumas que suponiamos erróneamente ya no existían por encontrarse diluidos en el tiempo y espacio.
    Pero como bien decimos en el caló de Ingeniera ambiental, la dilución no es la solución para la contaminación.
    Y así nos dejaron esos maestros con la amplia colaboración de la familia, contaminados, con esa angustia y depresiones que aparecen súbitamente sin explicación alguna.
    Y es que nos infundieron un miedo infinito a la nada, el chiste era atemorizar con harta saña así nomas. Lo malo del asunto es que ese temor permanece arraigado para siempre, aparecen esos fantasmas que pasan la factura sin deberla ni temerla; por eso estoy encabronado.
    Porque la vida debería de ser simple, sencilla y feliz para todos, sobretodo para los niños.
    Afortunadamente el conteo de nuestra niñez y juventud es positivo, gracias en buena medida por haber recorrido ese camino con gente maravillosa como tú.
    Y no se trata de repartir alogios a diestra y siniestra, sino de valorar la infinita fortuna que tuvimos al contar con nosotros; solo por eso deberíamos todos de estar más unidos.
    Muchas gracias Vickyta por poner el dedo en la llaga, es doloroso pero imprescindible, quedarse en blanco, nunca más.

    1. Gracias por tu generoso comentario, querido Jaime,
      En efecto, estos que se hacían llamar maestros nos dejaron tarea para toda la vida. Sobreponernos al miedo que nos sembraron.
      Sí, acompañarnos nos salvó. Nos estábamos solos en ese calabozo. Nuestro cariño ha quedado sellado con una historia compartida.

  12. Querida Vicky. Mas que el miedo al maestro, era miedo al regano de mi papa cuando viera la calificacion que me saque por quedarme en blanco. Je je. Lo que me encanta es la manera como escribes y la facilidad de palabra que tienes. Porfa no te quedes en blanco y sigue escribiendo.

    1. Gracias, querido Luis,
      Además de la tortura que nos infringían los maestros, todavía teníamos que chutarnos la desaprobación rotunda de nuestros padres. Es un milagro que hayamos logrado lo mucho o poco que sí logramos. Y fue a pesar de ellos. No gracias a ellos.

  13. Mi Vickytita, coincido con Shu, nunca me aterró ni la escuela ni los profes!!!!
    Creo, eso era para los alumnos que se estresaban por tener la mejor nota. Y tal vez, por presión de los padres.😘

    1. Benditas las alumnas despreocupadas, querida Marce. Qué sufrimiento tan inútil. Y sin embargo hoy me da razón para escribir, para protestar, para delatar el abuso.

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