Al Desnudo

Quizás de eso se trata solamente. Descorrer una cortina que devela un paisaje intolerable. Desnudarse a tal grado que sea imposible reconocerse. Desollarse duele. Duele la desnudez. Capas y capas de yeso sobre mi corazón quebradizo. Cuánta fisura escondida, cuánto peso para mantener esta fachada desmoronante. Me arreglo, acicalo mi cabello, un poco de color en los labios, en las mejillas un rosa saludable. Cada mañana escapo de mi palidez apremiante, de esa mirada que en la denuncia me vacía. Desnuda y expuesta, cada mañana me cubro de mí misma, encubro los sueños que me desnudan cada mañana hasta reconocerme en esa desconocida.

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