Ángel llevaba trabajando diez años en una fábrica de edredones. Ahí perdió la mano al intentar desprenderle una pelusa roja a uno de los cobertores. Se la aplastó la máquina. Gracias a la ayuda del señor Arditi, dueño de la compañía, le pusieron una prótesis de gancho con dos dedos de metal, y mal que bien, pudo conservar su trabajo. Un viernes de quincena Ángel decidió pasar a tomarse unas cervezas a un antro de mala muerte que quedaba cerca de la fábrica. Ya entrado en copas notó que una hermosa chica con escote comprometedor, pantalones malva, demasiado cortos, bailaba frente a él, coqueteándole descaradamente. Animadísimo, Ángel le ordenó una copa y mientras ella se contoneaba a sus anchas, él le ofrecía un traguito, se la sentaba en las piernas, la olfateaba, la acariciaba con su mano metálica. Ya se la estaba saboreando cuando de pronto notó que del pantaloncillo violeta de la chica asomaba un soberano testículo. Atónito, desencajado, bufando de cólera, tiró la mesa y se lanzó a golpes contra la supuesta bailarina. Al grito de auxilio de ella se armó la pelotera. El dueño llamó a la policía y se lo llevaron arrestado. Cuando intentaron meterlo a la patrulla, Ángel se enganchó con su garfio a la parrilla del techo impidiendo que lo movieran. ¡Por favor!, gritaba desesperado, afianzándose y resistiendo cada vez con más fuerza. ¡Por favor! ¡Conozco a un licenciado! ¡Yo conozco a un licenciado! Exasperado el comandante, frustrado por no poder desprender el garfio, le dijo: ¿a qué chingado licenciado conoces? ¡Al licenciado Arditi!, dijo Ángel con el alivio de quien al fin logra conjurar las palabras mágicas de su anhelada independencia. ¿Arditi? El oficial miró a sus camaradas, ¿alguien conoce al tal licenciado? Ante la negativa general, clavó los ojos en Ángel y le dijo: no lo conozco. Lo desenganchó y a empujones lo subió a la patrulla y se lo llevó arrestado.
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12 Responses
Los acabo de leer. Buenísimos, te felicito. El de “El otro lado del mundo tiene un final totalmente inesperado. El del “Yo tengo un licenciado” se me figuró como una animación. Detrás de lo cómico, qué bien transmite la situación laboral en México. Besos.
Gracias, Daniel,
“Harinas de Otro Costal” es un libro así. Temas y asuntos inesperados. Cosas de la vida diaria, pero insólitas. Un intento de rescatar, una vez más, el heroísmo de lo cotidiano. Besos, y no dejes de visitarme por aquí y dejar tus comentarios.
PD, la sección Minificciones tiene nuevos textos también.
Me encanta leerte , son buenísimos todos , me ha gustado mucho la del otro lado del mundo!!
Gracias
Estampa trágico cómica que ilustra muy bien esas pequeñas historias cotidianas de nuestro México.
Todos los mexicanos conocen a un licenciado, todos aspiran a ser licenciados.
Me imaginé a los personajes como cartas de lotería…
Me encanta!!!!
Qué le vamos a hacer, querida Marianela,
Ahí nacimos, ahí crecimos. Si Kafka viviera, estoy segura habría emigrado a México para abrevar de nuestra cultura.
Gracias por tu visita, tu tiempo, tus comentarios.
Bueno que imaginación tuya. Divierte y asusta al mismo tiempo. La sensación de acariciar con una mano metálica es incomprensible. Puedo ver el short malva con lo que se asoma y da risa horror.
Gracias Vicky por la maestría de tú pluma 🖋💙💚💛🧡❤️💜
Me alegra tanto escuchar tus comentarios. Saber que un ratito de lectura en mi blog distrae, divierte, invita a la reflexión.
Muchas gracias por visitarme.
Asi, de pasadita, como no queriendo, relatas el transcurrir del drama cotidiano de miles de obreros que viven la vida al límite.
Bien logrado todo el espacio, Vicky. El lenguaje, la sordidez del lugar y el cierre que arranca una carcajada nerviosa, hilarante.
Hola Jovita,muchas gracias por tu visita y tu comentario. En efecto, la impotencia de no ser o tener forma de defenderte. El anhelo de que un licenciado, no importa en qué, es mucho más poderoso que uno.
Mi querida Jovita,
Estas visitas y los comentarios que me dejas, me llenan de aliento para seguir con este vicio de contar historias. Tu mirada sensible y penetrante, me devuelve llena de ánimos a mi temible hoja en blanco.
Ahh que Ángel tan delicado, lo que nunca supo es que el testículo también era…..una prótesis….
Hola Jaime, muchas gracias por tu comentario. En efecto, en un mundo de simulacros, por qué no había de ser un testículo de silicones.