El nazismo deshumanizó al pueblo alemán. A los judíos mediante la humillación y el sometimiento. A los alemanes mediante la crueldad de la obediencia irracional. A los primeros los convirtió en “animalillos sacrificiales”.
A los segundos en bestias.
El tío Gottfried Fuchs se paró en el Pont de Rastatt, y con toda la fuerza de su atlético y vigoroso cuerpo, lanzó su medalla sobre al río Rhin. Ahí, en el mismo puente donde años atrás cruzó hacia el frente Occidental sirviendo a su nación, ahí mismo lanzó su medalla y le dijo adiós para siempre a la patria que lo vio nacer.
Entre 1911 y 1913, Gottfried Fuchs, junto con su mejor amigo Juliius Hirsch fueron considerados los mejores centrales del mundo en fútbol soccer. Una multitud se reunió en el estadio de su ciudad natal, para vanagloriarlos. Fuchs había metido diez goles en el campeonato mundial contra Rusia. Récord que aún prevalece. Ambos, Fuchs y Hirsch, fueron los dos primeros jugadores judíos que jamás representaran al equipo olímpico Alemán.
1915. Fuchs fue reclutado para servir en el ejército en la Primera Guerra Mundial como oficial de artillería.
1918. Lo condecoraron con la Cruz de Hierro. Máximo reconocimiento otorgado por valentía a sus más distinguidos militares.
Principios de 1937. Julius Hirsh fue capturado y llevado a un campo de concentración junto con toda su familia.
Fines de 1937. El tío Gottfried escapa de la Shoá. La Catástrofe. Errónea y tramposamente llamada Holocausto. La fábrica de muerte inventada por los nazis fue una hecatombe, una mancha en la historia de la humanidad, no una ofrenda sacrificial, no un holocausto, no una expiación pía para calmar la furia de los dioses.
El feroz acosamiento a los judíos y el despiadado asesinato de su mejor amigo en una cámara de gas en Auschwitz, estremece al joven deportista, patriota, soldado, súbdito ejemplar de su país. Después de meses de repetir junto con muchos otros: “Nadie podrá privarnos de nuestra patria…”
El régimen Nazi acabó por extinguirse, rehusándose hasta el final a admitir lo que el gobierno alemán perpetraba contra sus propios ciudadanos. Hacerlos parias en su propio país. El tío Gottfried huye a Inglaterra. Cruza a pie hacia Francia. Parado en aquel legendario puente, con el desconsuelo y la vergüenza de quien ha sido traicionado, lanzó al río su Cruz de Hierro. Se despidió de aquella monstruosa nación que persiguió y asesinó a sus propios héroes.
1938. Se establece en Canadá.
1972. El tío Gottfried muere a los ochenta y tres años mientras se lava los dientes.Lo encuentran de pie frente al lavabo.
10 Respuestas
Querida Vicky, gracias por regalarme antes de que acabe este 2022 un escrito tuyo.
¡Y qué historia cuentas!.
Los sacrificados, las bestias asesinas y los que observaban de lejos a brazo cruzado, los cómplices.
No importó que Gottfried fuera un gran atleta, premiado por sus goles y su valor en la guerra peleando siempre por su país.
Qué obscuridad para la humanidad entera tanta muerte de millones por llevar sangre judía.
La frase final es maravillosa, murió de pie, como el héroe que siempre había sido.
Fuerte y profundo relato, como todo lo que escribes.
Marianela, tu apoyo y sensibilidad han sido un abrevadero para seguir en el camino. Gracias siempre.
VICKY LEO SOBRECOGIDO TU PRESENTACIÓN DEL TÍO FUCHS, CONCISA, AL GRANO, ACLARATORIA, Y SOBRE TODO SIN ASPAVIENTOS NI PALABRERÍA, TODO CERCANO POR EL CAMINO DE LA INFORMACIÓN AL SILENCIO ÚLTIMO DE LO POR TI DESCRITO Y DESARROLLADO, ES DE AGRADECER Y AGRADEZCO, TU JOSÉ KOZER
José, querido, qué gusto que visites mi blog. Un privilegio leer tu respuesta, al grano también.
Vicky
y una vez más me maravillo con la brevedad impecable de tu historia. No cabe duda tu talento. Elegante, y al punto. Profundo.
Murió el tío Gottfried muchas veces, al dejar su casa, al saberse huérfano de patria, con la noticia del asesinato de su mejor amigo. Al lanzar la medalla, al cruzar el puente.
Gottfried . Cuánto dolor, cuanta impotencia. Cuanta crueldad
Siempre de pie.
Gracias Linda, tu apoyo constante y la puntualidad en tus comentarios, siempre le dan continuidad a los teztos.
Gracias Linda, La puntualidad de tus comentarios siempre le dan continuidad a los textos.
Cómo siempre, relatos de primera. Austera, verdadera…. Me dejó sin palabras…. Lo veo ahí de pie, lavándose los dientes. Qué vida!
muchas gracias, mi Shu. Este texto exigía, al menos para mí, austeridad.
Vicky, querida, tus líneas nos prestan ser río y das así vida a ese gesto que hunde la medalla de la ignominia.